UNA NUEVA MISIÓN EN SENEGAL – Mateo Aventín y Sanja Rahim

El pasado mes de abril nos incorporamos al proyecto “país de origen” de la Delegación Diocesana de Migraciones de Nador en Senegal, con la voluntad de contribuir, con nuestra presencia permanente, a la misión de acompañar, servir y defender a las personas migrantes desde el origen. A nivel personal, si echamos la mirada hacia atrás, sentimos que nuestra presencia aquí tiene que ver con una sensibilidad por las personas migrantes que ha ocupado no solamente parte de nuestros itinerarios profesionales sino también de nuestras historias personales.

Se trata, sin embargo, de una apuesta no exenta de dificultades, que se manifiestan, en estas primeras semanas, en asumir que los inicios son complejos y que la realidad se nos muestra tan distinta a lo que conocemos que requiere de mucha sencillez y generosidad para acercarnos y comprender, desmontando poco a poco nuestras cómodas creencias y asumiendo que nuestra forma de trabajar, de pensar, de vivir… no es la única. Seguramente, el reto reside en encontrar el equilibrio entre lo que nos da seguridad y aquello que nos resulta incomprensible, que en realidad tiene algo de fascinante.

Estos días hemos tenido la oportunidad de hacernos presentes en medio de la realidad cotidiana de Teffes (M’bour), uno de los lugares donde la fragilidad y la desesperanza se muestran con más crudeza, donde la migración aparece de forma constante en los anhelos (y el dolor) de los jóvenes y sus familias. Y es precisamente en esos momentos cuando resulta revelador recordar que estar aquí nos permite dar respuesta a una vocación que nos llama a servir en las periferias de nuestro mundo, a acercarnos a una realidad que nos conmueve, nos interpela y nos lleva a poner nuestros dones a disposición de este ilusionante y transformador desafío.

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